miércoles, 2 de mayo de 2007

GRACIAS



Gracias, por estar conmigo.
Perdón, si en algún momento me equivoque.
Quiero que sepas que con mis defectos y errores jamás te fallé,
y no me niegues disfrutar del amor que aun emana en mi.
Gracias por hacerme sentir vivo otra vez.


ALTURA CERO



Caminar a la orilla del mar es una de mis aficiones favoritas, sentir el aire en mi cara y escuchar el ruido de las olas me calma como a un niño. Necesitaba salir de Santiago y alejarme de mi entorno para satisfacer mi espíritu un poco abandonado.
La energía cósmica como la de la tierra, me recargan emocionalmente y son mi cable a tierra para mis vibraciones negativas.
No es evadirse de la realidad ni un secreto a voces que el querer arrancarse del ruido de la ciudad hace bien, de vez en cuando hacerse un cariñito y acercarse a la altura cero no hace mal.

A ras de piso, sobre asbesto, hierros oxidados y nailon, caminaban algunas jaibas entre cabezas de pescados. A pocos metros unas focas entre las olas robaban las carnadas de quienes pescaban desde arriba.

Sentí en mis pies latir los cimientos del Muelle Vergara y la fuerza del oleaje que azotaba sus viejos pilotes. Cargando su historia con olor a algodones de azúcar y mote con huesillo, es caminado a diario por visitantes que como yo se toman fotografías y llevan como recuerdos de este bello fin de semana.

Día luminoso, cargado de nuevos vientos y colores, lejano de sombras y medias tintas. En mi atril arena blanca, brillante espuma de mar azul caliente, caracolas y agua salada que hierve en movimiento. Así pinto el paisaje hasta mi próximo regreso.

Aparecen los primeros arreboles anunciando el fin del día, debemos llegar a Valparaíso antes que caiga la noche. Me espera una larga jornada, el público me espera.

Y mirando el infinito como si fuera la última vez, dejo mis deseos en el mar que intranquilo no me baña: pido por mi familia, seres queridos y amigos.
Que esta noche mi presentación tenga buena acogida y mi regreso a Santiago sea sin novedades.

Gracias por el hermoso día que me toco vivir.