viernes, 30 de marzo de 2007

Son cuatro meses



Tu no me conoces y yo no te conozco todavía, nos estamos conociendo.


Estamos conociéndonos y hablar de amor aun es un poquito apresurado.
Es más bien de adolescentes.

Hay un sentimiento rico, hay pasión, pero amor ... ¿amor?.

Si has tenido una relación larga, conoces la diferencia entre amar y estar emborrachado de pasión, eso lo entenderás si has tenido relaciones y el saber te lo da la experiencia y cada relación es diferente si así lo han sido.
Hay que saber distinguir cuando es amor y cuando es una obsesión; una obsesión es de adolescentes.
Obviamente todos queremos eso: AMAR.
Y más aun cuando uno se ha tenido que postergar el derecho de amar y se empieza a ejercerlo cuando ya se pasó la adolescencia y comienzas a vivir los 30.

Dices ahora puedo, y nadie me puede decir nada.
Nadie me paga las cuentas, soy independiente, es mi vida.

Y en este mundo se da, ocurre mucho, nuestra adolescencia tratamos de completarla cuando somos mayores. Esa parte la tuvimos que postergar, la tuvimos reprimir, la tuvimos que sublimar, y esos son resabios que siempre nos quedan y es importante darse cuenta.

!!Y cuanto uno da, para que "ese alguien" esté con uno!!.
Tener que exponerse .... es el "life motive" de quienes quieren comenzar a vivir una vida determinada después de cierta edad.
No es racionalizar, pero ... es sentarse a sentir, un poquito a recordar, quien soy yo y con quien estoy yo en este momento, cuanto de esto es un impulso y cuanto de esto es algo más.

Una relación no se consigue en cuatro meses.
Roma se construyó en mucho más tiempo.
El secreto está en no apurarse, en tomárselo de a poquito.
No me digas que me amas todavía.

Te entiendo que yo te guste, te entiendo que lo pasamos bien, te entiendo que tenemos buen sexo, pero, ¿que significa amar?.

A los 15 años amabamos rápidamente,
y cuando el amor se acababa se acababa el mundo.
A los 30, 40 o 50 el mundo no se nos va a acabar,
pero es importante tomarnos más tiempo.

No hay apuro, esa época ya pasó.

No soy un ancla ni soy un narciso que me siento bien porque alguien me necesita.
¿Y cual es el precio?, no quiero que me necesiten porque: ¿quien me puede proveer de lo que yo necesite o lo que me gusta en este momento?.
Rico sería que alguien me quisiera porque me quiere no más, no por lo que yo hago por el otro.


No te tomes nada personalmente


Suceda lo que suceda a tu alrededor no te lo tomes personalmente. Si te lo tomas, es porque estás de acuerdo con cualquier cosa que se diga y cuando estás de acuerdo, el veneno te recorre y te sientes atrapado. El motivo que estés atrapado es lo que se llama “la importancia personal”. La importancia personal o el tomarse las cosas personalmente, es la expresión máxima del egoísmo, porque consideramos que todo gira a nuestro alrededor.

Durante el periodo de nuestra educación (domesticación), aprendimos a tomarnos las cosas en forma personal. Creemos que somos responsables de todo. Yo, yo, yo y siempre yo.

Nada de lo que los demás hacen es por ti. Lo hacen por ellos mismos. Todos vivimos en nuestro propio mundo, en nuestra propia mente, los demás están en un mundo completamente diferente al nuestro. Cuando tomamos personalmente lo que alguien nos dice, suponemos que sabe lo que hay en nuestro mundo. Incluso cuando una situación parece muy personal. Lo que esa persona dice, lo que hace y las opiniones que exprese, responden únicamente a los acuerdos que ha establecido en su propia mente. Su punto de vista surge da la programación que recibió durante su domesticación.

Si alguien te da su opinión, no lo tomes personalmente, porque la verdad es que se refiere a sus propios sentimientos, creencias y opiniones. Solo intentan enviarte su veneno y si lo tomas personalmente, lo recoges y se convierte en tuyo. Que tomes las cosas personalmente te convierte en una presa fácil para los depredadores. Les resulta fácil atraparte con una simple opinión, después te alimentan con el veneno que quieren y como te lo tomas personalmente te lo tragas sin chistar. Te comes toda la basura emocional y la conviertes en tu propia basura. Si no te lo tomas personalmente, serás inmune a todo veneno.

Cuando te tomas las cosas personalmente, te sientes ofendido y reaccionas defendiendo tus creencias y creando conflictos. Haces una montaña de un grano de arena, porque sientes la necesidad de tener la razón y de que los demás estén equivocados. Te esfuerzas en demostrar que tienes la razón dando tus propias opiniones. Y cualquier cosa que digas o hagas, será solo un reflejo de tus propios acuerdos que tu has establecido y no tienen nada que ver con los de la otra persona.

Ningún comentario debe afectarme porque se como soy. No necesito que me acepten.

Piensen lo que piensen, sientan lo que sientan los demás, debo saber que se trata de sus problemas y no de los míos. Es su manera de ver el mundo. No lo tomo de un modo personal porque se refiere a ellos y no a mi. Cada uno tiene su propia opinión según su sistema de creencias, de modo que todo lo que piensen de mi no está relacionado conmigo sino con ellos.

Puede que alguna vez alguien nos diga “lo que me dices me duele”, pero lo que duele no es lo que yo diga, sino las heridas que esa persona tiene y he rozado con lo que he dicho. Eres tu mismo quien se hace daño. Y no me lo puedo tomar personalmente, y no porque no crea ni confíe en esa persona, sino porque el ve el mundo con sus ojos.

Cada uno crea una película en su mente, donde uno es el director, el productor y el protagonista. El resto solo tiene papeles secundarios, es mi película. Y la manera en que la veo se basa en mis acuerdos que he establecido en mi vida.

Mi punto de vista es algo personal y mío.
No es la verdad de nadie es solo la mía.

Por lo tanto si te enojas conmigo, se que está relacionado conmigo. Soy la excusa para que tu te enfades y lo haces porque tienes miedo, porque te enfrentas a tus miedos. Si no tuvieras miedos no te enojarías conmigo ni me odiarías. Si no tuvieras miedo no estarías triste ni celoso. Si vives sin miedos, si amas, no hay lugar para ninguna de estas emociones, te sentirás bien, y cuando te sientes bien todo lo que te rodea está bien y eres feliz, amas lo que te rodea porque te amas a ti mismo, porque te gusta como eres, estás contento contigo mismo, te sientes feliz con tu vida. Estás satisfecho con la película que tu mismo produces y con los acuerdos que has establecido en tu vida. Estás en paz y eres feliz. Vives en ese estado de dicha donde todo es verdaderamente maravillosos y bello y estableces una relación de amor con todo lo que percibes en ese momento.

Sea lo que sea lo que la gente haga, piense o diga, no te lo tomes personalmente. Si te dicen que eres maravilloso, no lo dice por ti. Tu sabes que eres maravilloso. No es necesario que otra persona te lo diga para creerlo. Ni siquiera las opiniones que tienes sobre ti mismo son necesariamente verdad.

La mente tiene la capacidad de hablar y escucharse a si misma, una parte habla y la otra escucha. Cada acuerdo tomado, es como un ser vivo independiente, tiene su propia personalidad y su propia voz. Hay acuerdos incompatibles, que se contradicen unos con otros, y el conflicto se va extendiendo hasta que estalla una lucha en la mente. Estas voces son la razón por lo que apenas sabemos lo que queremos, como lo queremos o cuando lo queremos. No estamos de acuerdo con nosotros mismos porque una parte de la mente quiere una cosa y la otra lo contrario. Una parte pone objeciones y la otra apoya. Si hacemos un orden de nuestros acuerdos destaparemos los conflictos y ordenaremos el caos interno.

No te tomes nada personalmente porque si lo haces te expones a sufrir por nada.

Somos adictos al sufrimiento en diferentes niveles y grados y nos apoyamos unos a otros para mantener esta adicción. Hemos acordado ayudarnos mutuamente a sufrir. Si tienes la necesidad que te maltraten, será fácil que los demás lo hagan. O si estás con personas que necesitan sufrir algo en ti hará que las maltrates.

Vayas donde vayas encontrarás personas que te mentirán, pero a medida que tu conciencia se expanda, descubrirás que tu también te mientes a ti mismo.
No esperes que los demás te digan la verdad, porque ellos también se mienten a si mismos. Tienes que confiar en ti y decidir si crees o no lo que alguien te dice. Cuando vemos realmente a los demás tal como son, lo que digan o hagan no nos dañará. Mienten por miedo y tienen miedo a que descubras que no son perfectos.

Si alguien no te trata con amor y respeto, que se aleje de ti es un regalo. Si esa persona no se va, lo más probable es que soportes muchos años de sufrimiento con ella. Que se marche quizás resulte doloroso por un tiempo, pero finalmente tu corazón sanará. Entonces elegirás lo que de verdad quieres. Descubrirás que para elegir correctamente, más que confiar en los demás, es necesario confiar en ti mismo.

Cuando no tomarse nada personalmente se convierta en un hábito firme y sólido, te evitarás muchos disgustos en tu vida. Tu rabia, tus celos y tu envidia desaparecerán, incluso tu tristeza.

El mundo entero puede contar chismes sobre ti, pero si no te los tomas personalmente, será inmune a ellos. Cuando no tomas ese veneno emocional, se vuelve más nocivo para quien lo envía.

Nunca eres responsable de los actos de los demás, solo eres responsable de ti mismo.

Cuando comprendas esto, será difícil que los comentarios insensibles o los actos negligentes de los demás te hieran y experimentarás paz y felicidad interior.

Para todos con cariño:
Eduardo Valenzuela.

Enseñanzas adquiridas gracias al Dr. Miguel Ruiz (Sabio Tolteca)